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miércoles, 13 de diciembre de 2017

"Colores" feliz finalista

Mi cuento "Colores" resultó finalista en el 

CONCURSO DE CUENTOS CORTOS PARA EDUCAR EN VALORES" 

convocado por AMEI-WAECE (Asociación Mundial de Educadores Infantiles) y Hermex Ibérica.


Concurso

viernes, 1 de diciembre de 2017

Ahorro de bosques

Ahorro de bosques


El libro digital acarrea historias de éxito que encumbra a autores desconocidos, podría envilecerse el argumento, alegando que no es necesario ni conocer el uso de las mayúsculas para subir un libro digital pero lo válido es que siempre existieron libros que no eran grandes obras ni siquiera aproximación a lo literario, al menos el e-book no gasta árboles.
Por lo inmediato, avalemos que puede incurrir en una práctica plataforma de lanzamiento para el escritor, y un sitio de buceo para el lector, una biblioteca sin arancel que permita luego adquirir el libro en formato papel.
¿Será éste el filtro a tanta palabra escrita? ¿El saturado mundo digital?
Si se observan los números, las ganancias poco aportan al erario del escritor, la mayoría debe alcanzar un número de ventas para que le reditúen regalías sin embargo, el susodicho autor, de seguro ya invirtió adquiriendo los libros de otros, con la especuladora esperanza, de que le devolviesen el favor. En cierre, todos esos decenas de miles de escritores con cantidades de libros que no alcanzan el mínimo de ventas para percibir la comisión, han sumado con sus propias ventas y las compras a otros, una interesante virtual contribución, ¿no?
Sin someternos a escrutinios de contar envidiados vueltos y quién se los queda, este duelo que sobreviene el escritor novel conlleva la angustia que acarrea todo artista, y alentando que el éxito no se presente recién en herencia sorpresa para los nietos –el tan mentado éxito necrológico kafkiano- sino al menos un “rato/décadas antes”, y así lograr llegar a estar decente para que las fotos se parezcan a la actualidad del escritor cuando escribió la obra.

árboles



domingo, 12 de noviembre de 2017

Adaptaciones del arte. 1

Adaptaciones del arte

por Rita María GardelliniRita María Gardellini


Mi abuela Josefa, gallega y sabia –aunque de una sabiduría con límites porque era analfabeta- decía: “Lo barato sale caro” y también: “Hay economías que no sirven” y me disculpo de antemano, si las frases no eran suyas pero de ella, las escuché siempre.

¿Y de qué va el tema? Simple: el arte. ¿Quién sostiene al arte, y por ende a los artistas? En un diálogo con José Antonio Espinosa (la BiblioEteca) y Alberto Trinidad (Editor y escritor) se trató el asunto de la piratería, y los libros digitales.
Sí como argumenta Alberto, una editorial con el precio del libro “debe dar de comer” a: un maquetador, un diseñador, un corrector ortotipográfico, un corrector de estilo, un escritor, un editor. Y eso para e-book. En caso de libros en papel, también hay que “dar de comer” con el precio del libro: a un librero, un distribuidor, el comercial del distribuidor, el impresor, el recepcionista, los administrativos de la editorial, las empresas de mensajería que llevan los distribuidores, el jefe de prensa de la editorial…” Y si bien afirma José “Ahora toca construir una nueva industria más ligera y más adaptada a las nuevas demandas... Es lo que hay... Cualquier otra cosa es darse contra la pared.” La pregunta que cabe, sería, ¿en qué trabajarán todos los anteriores mencionados? Porque lo cierto es que no estamos señalando gente que vende maquillaje por catálogo, sino profesionales que demandan años de formación. Olvidemos al escritor, que parece ser por regla natural un ser que deberá trabajar de otra cosa para poder subsanar su berrinche de escritura, pensemos si quieren en algo más sólido, como una empresa.

¿Es tentador, no? Poder adquirir “cosas que nos gustan, merecemos o no, pero queremos, a precios ridículos” Y, mejor aún: ¡Gratis! Y aparecerán los aguerridos testimonios: “la cultura debe ser un bien de alcance popular”, y es cierto, y más si pensamos en cuando la ópera era música popular; y “que con los precios de los libros nadie puede costearlos” y también es cierto, ni mencionar los países de la América latina que deben sumar a todo lo anterior, el cambio a su moneda y el transporte… no obstante también es una verdad atroz y arrogante que cuando se adquiere algo gratis o muy económico es porque la persona que lo realizó no cobró por su trabajo o no recibió casi nada, y entonces, disculpen mi apoplejía simplona de clase media y trabajadora, no advierto el avance.

 Triste resultado dio el comprar “dos por uno”, nos quedamos sin industrias, sin fábricas, sin mano de obra especializada, y luego sin profesionales porque marcharon a horizontes pródigos. ¿Y todo para qué? Para que por un rato pudimos sentir que nuestro dinero nos otorgaba lujos, y qué ¡lujos! Basura electrónica que no superó la duración de la pila…

Mis padres iban a ver cine a diario, costaba monedas; luego llegó la televisión, se realizaron menos películas, se cerraron cines y entonces, ir al cine resultó oneroso. En el intermedio, aparecieron los vídeos y luego los reproductores de DVD; uno sustituyó al otro y ahora, ambos se encuentran gratis en Internet.

Mis padres iban a bailar con orquestas en vivo, los discos de pasta no eran económicos; luego empezaron a adquirirse a precios módicos, populares y las orquestas desaparecieron; cuando ya la industria discográfica era próspera aparecieron los grabadores, las cintas podían reproducirse, hubo menos discos y estos pasaron a ser costosos; luego surgieron los CD, que también podían copiarse; y llegamos al actual que es directamente bajar música.

Y ustedes podrán decirme que tanto el músico como el actor cuentan con el teatro y los recitales, y su actuación en vivo es su obra más preciada, y no deja de ser emblemático, en la era virtual sólo genera ganancias el arte en vivo, pero, ¿y, el escritor?  El libro en papel era un arte al acceso de todos, incluidos los bolsillos delgadísimos de las economías latinas, dado que la música o las películas hace bastante que se habían dejado de comprar desde que se pueden piratear y lo real es que la pintura o la escultura nunca permitió su venta masiva, más allá de las paliativas reproducciones; entonces, ¿nos deberemos resignar a que también el libro resulte un lujo? Ni mencionar a los escritores ignotos, los emergentes, los tímidos que no acusan una idiosincrasia mediática que les permita promoverse en las redes, ¿una empresa apostará por ellos y jugarse los salarios? Resulta incluso más redituable traducir un éxito extranjero –ya trae publicidad, difusión y hasta puede venir de la mano de un filme- que arriesgarse con un escritor que no lo conoce nadie. No es necesario ser economista para advertir que si las editoriales comienzan a cerrar y sólo subsisten las muy importantes, el libro pasará a ser sólo para el primer mundo o los que viven como en el primer mundo, un retorno a la época medieval de los incunables.

Y la cultura subsidiada por el estado puede resultar o no; ¿quién decidiría qué publicar, qué apoyar, qué publicitar? ¿Habría que ser amigo, conocido o del partido de quién? O aún más horroroso escribir dentro de los parámetros de “…” Lo idílico resultaría habitar en un estado que genere bienestar económico y permita a las editoriales aflorar y arriesgarse con escritores inéditos; y del mismo modo, lectores que puedan adquirir libros sin tener que privarse; un estado que provea una educación tan esmerada y de calidad que los alumnos resulten lectores exigentes y desde allí, determinen el éxito de un libro, no del paquete mediático; un estado que ofrezca un patrimonio de bibliotecas donde prime la diversidad para que el lector decida qué leer.




[1] Por Juan Ruiz, del que apenas casi se conoce su nombre, autor “De libro de buen amor”.

martes, 24 de octubre de 2017

¿Necios de muladar o emprendedores perseverantes? ¿Cómo reconocerlo o reconocerse?

¿Necios de muladar o emprendedores perseverantes?
¿Cómo reconocerlo o reconocerse?


Si es un necio lo más usual es que le haya interesado reconocer a los otros, pero no desespere, que tal vez pueda estar equivocada. La invitación es que siga leyendo y lo averigüe.

El necio y el emprendedor suelen confundirse por esa energía inagotable que los acompaña, en el necio esa energía será utilizada para lograr que el resto opine como él y en el emprendedor para hacer lo que quiere o se necesita, que no es lo mismo. Realizar lo que quiere hacerse, tomar una meta y alcanzarla, demanda persistencia, tenacidad, entrega y todos los extremos de paciencia posibles, “el poder hacer no es lo mismo que el pretender poder mandar”.

La manera más sencilla de identificar a un necio es cuando se le oye acusar al otro de “siempre querés tener la razón / vos, nunca escuchás”, porque él así lo siente, no encuentra el beneficio creativo del diálogo sólo percibe a un opositor, a alguien que quiere frenarlo y detenerlo y al verlo así: sólo le resta, ¡enfrentarlo! Como no consigue un argumento válido usará el más simple y efectivo: acusar de su propio defecto. En su inseguridad, no advierte que en la explicación se encuentra la solución no en los gritos o en el imponer su visión de las cosas.

Pero cuidado, y en especial,  de no caer en la simpleza de asumir que los necios son personas a las que no se las catalogaría como inteligentes, el problema no es la parquedad de luces sino la carencia de ver que no existe la amenaza de debilidad cuando se modifica lo que se piensa porque la otra idea es mejor.

Hay necios bíblicos de una terquedad que ha sido comparada por siglos con el animal que debe vivir en el muladar pero más allá de todas las simpáticas o nefastas anécdotas que se puedan asociar al asunto lo práctico es advertir el desperdicio de energía, porque esa energía que insume mantener esa postura, de coincidir tanto empeño con lo que resultara útil, tendríamos solucionada el hambre en el mundo pero cuando no es así… invertirla en mover una montaña en lugar de escalarla o rodearla… ¿se aprecia la inutilidad del gasto? Amén de lo que frenan al otro, a ese otro que puede: si es un emprendedor, insumirle en degastes estériles porque siendo su motor la curiosidad, los emprendedores suelen hacer eco a las réplicas tan insistentes; y no es porque duden sino por su simple espíritu colaborativo y curioso. ¿Alguien tan insistente, tan pasional, se equivoca? Advertir que la diferencia entre obstinación y perseverancia aleja lo que se quiere lograr debería ayudar como discernimiento, ¿no? Y por eso este devaneo está dirigido a mis queridos tercos, a esos que ven como enemigo a todo aquel que no coincide con lo que con tanta seguridad él sabe. Presento esta humilde intentona para que utilicen esa energía envidiable en algo más fructífero que lograr convencer al otro. Por favor, no es mi intención que escuchen al otro, creo que lo mejor en esta situación es escucharse a sí mismo. Sólo al verlo se puede cambiar.

Las personas que hablan en monólogo apresando los oídos cautivos -lejos de confundirlas con esas personas brillantes que seducen e iluminan con su encanto, inteligencia o el dote que se le precie- manipulando e imponiendo suelen recurrir a muletillas que recargan en el otro su falta de colaboración y trabajo en equipo. El testarudo cierra puertas a todo aquello que no piense como él en su temor de que lo detengan; el emprendedor las abre porque sabe que en la diversidad es cuando se avanza, amén de que su curiosidad es una de sus motivaciones más potentes; sin embargo: ambos coinciden en un riego porque al primero su necedad le bloqueará avanzar al ritmo que podría y al segundo, por el desgaste de trabajar en situaciones estériles que le superan su fortaleza de creador.

En un término no tan medio se encuentra un tipo de persona que a ambos les resulta difícil de identificar, y son los que necesitan estar con ellos, absorberlos.  Hay personas que precisan encontrarse en un grupo, resguardadas, protegidas, amparadas e incluso sometidas por alguien que lidere y mande. El necio va a querer ser líder a toda costa: se impone y presiona, humilla y vanagloria, y se desdibujan los límites. Lo ridículo y en el mejor de los casos, y augurándole buenas intenciones, es que el necio va a caer en la chatura de esta trampa porque la obsecuencia de ese grupo de seguidores no le permite crecer ni cambiar nada, esos oídos endulzados lo dejarán ciego y porfiado en su razón desrazonada.

En el extremo, el emprendedor ama el liderazgo, lograrlo con otros, aportando entre todos lo mejor de sí, sintiéndose cómodos y valorados y le resulta difícil comprender que alguien quiera por pertenecer a un grupo, ser incluso dominado o silenciado, ¿cómo puede callarse e incluso mentir, cuando se requiere de él, precisamente que sea él mismo? ¿Cómo puede ajar el tiempo que tanto se necesita, en alianzas y estrategias para ubicarse en un grupo que ostente el mayor poder? Ese poder mandar viciado e inservible que tanto detiene.

¿Pudo reconocerse, reconoció a otros?

Simple: a todos aunque nos resulte tan bonito el liderazgo como suena, con sólo advertir cómo va el mundo, se evidencia fácil quiénes lo van logrando.


“El hacer es lo que lleva al más nítido de los argumentos 
                            y la cháchara a la más olvidable de las tertulias.”



Como siempre, a su gusto.


Emprendedores







sábado, 30 de septiembre de 2017

Ninguneo y Solicitada de Escritores

Ninguneo
por Rita María Gardellini


En relación a la oportuna solicitada de la Unión de escritores y escritoras[i], a la cual por supuesto: ¡adhiero!, me gustaría sumar tantos otros y variados ninguneos en que nos vemos inmersos.

En las historias de ninguneo que sufrimos hasta el hueso, es importante destacar que en Argentina, las editoriales no aceptan manuscritos para su lectura, así que estamos muy lejos de la historia de J. K. Rowling y los rechazos que sufrió su “Harry Potter” porque directamente no tenemos inclusión en el rechazo al no ser leídos. Las editoriales importantes en lo comercial –alcanzada la oportunidad de contactarlas-, te explican que no pueden asumir riesgos, y que invierten en un escritor consagrado o muy premiado, uno mediático/personaje mediático o refritan éxitos de otros países. 

Desde ya: Borges y Cortázar tuvieron que pagar por sus primeros libros, y si somos sinceros la imagen que tenemos de Borges no es de su juventud y Cortázar, ¿sin Francia?

Por lo tanto se balancean opciones:

a-      La “autoedición, autopublicación, edición cooperativa, ganar un concurso u otros similares en que el autor abonará el libro o comprará con descuentos los ejemplares”

Contraindicaciones e Indicaciones: Constituye el inicio de muchos escritores argentinos, en especial, los insolentes que escriben poesía. A algunos, pagar por nuestras letras, no sólo no nos permite convencer de que valen el papel y la inversión de una editorial sino que también nos deja un gustillo de desconfianza por esa ponderación a un ombligo que debemos costear.

b-      Esperar y seguir intentando

Contraindicaciones e indicaciones: Es lento, muy lento; son avances entre lo aleatorio y miles de esfuerzos, cantidad de angustia que se sostiene con algún logro signado por lo efímero, y lo que muchos suelen ver como importante: reseñas, entrevistas, difusión en revistas, blogs, diarios, o todo tipo de alentadora posibilidad en los medios, se estrella si los libros no se encuentran en las librerías por ausencia de distribución o son descatalogados.

En esta instancia, el consejo es que se requiere vivir muchos años, o resignarse a un reconocimiento a lo Kafka, y es un tinte necrológico que aleja toda posibilidad de manutención.
Acelera obtener un premio, cuestión librada a costos que suelen ser inaccesibles entre las copias y el correo postal, hecho que se subsana cuando se permiten los envíos por correo electrónico.

Como dato significativo en la espera: España abre las puertas, sus editoriales reciben manuscritos, y se logra publicar, lo cual, no implica que resulte sencillo. Y en este punto, me permito –dado que es mi escrito- personalizar y mencionar a la generosa escritora española: Montse de Paz que siempre me alentó a que continuara insistiendo y enviando a las editoriales, porque hubo años en que sólo me dediqué a escribir, ya había desistido de intentar que me leyeran o de relacionarme con otros escritores porque me sentía entre desgarros; no tenía relación el placer que me provoca escribir, los elogios que recibía de mis azarosos lectores al desahucio que sentía porque no te aceptan la obra ni siquiera para ser leída y rechazada. Montse incluso tiene un blog sobre el tema: http://comollegarapublicar.blogspot.com/



c-       El e-book

Contraindicaciones e indicaciones: Es inmediato y no se necesita ninguna inversión subirlo en líderes como amazon.
Algunas cifras alientan, escritores que venden al infinito y otros que no figuran más que entre otros similares, en los que parece que se vendieran y reseñaran entre ellos, y analizado el monto de ejemplares requeridos para obtener regalías, advertís que el único que obtuvo ganancias fue el portal.


Gracias.














[i] Que me envió Gerardo Salemi, muchas gracias.

sábado, 16 de septiembre de 2017

Adaptaciones de las relaciones: Era virtual. Cortejo

Cortejo


Hasta el pavo real se esfuerza en el plumaje

Primero dijeron que veníamos de una costilla, luego fueron miles de décadas condenadas a ser las causantes de la ausencia de un hijo varón; finalmente ambas injurias han sido defenestradas: el sexo del hijo varón lo determina el padre, y aún más reivindicativo: recién a la octava semana de gestación, la famosa “y” reorientará el diseño y se fabricara un varón, porque lo cierto es que la humanidad se inicia como hembra, de ahí las tetillas como resabios en los hombres. Sus tan mentados testículos devienen de los ovarios y el poderoso pene del clítoris.
Ausentados ambos mitos, subyace la misma historia de la humanidad que señala su inicio como matriarcado ante la relevancia que se le daba a la mujer como productora de hijos.
¿Entonces? El macho de la especie acusa más fuerza física y la historia la cuentan los más fuertes, ¿eso ocurrió?
En el ahora, la mujer ha soltado la correa, y la libertad no es algo tan simple como bonito suena.
Son tiempos de acomodo.
Pero en esos acomodos: ¿dónde quedó el cortejo?
Los machos de cualquier especie cortejan a la hembra para procrear; adelantados unos saltos al plumaje del pavo real o a la imagen del hombre de la caverna que arrastraba del cabello a la hembra a la cueva, el cortejo actual columpia entre idílicas fórmulas cinéfilas al porrazo de la colisión anónima.
Y ese tema ocupa: la  libido, el deseo, la pasión no se sujetan a la nada, conlleva un sutil y enmarañado tramado, en el que inclusive lo prohibido la alienta.

Sin el cortejo del varón, ¿qué ocurrirá? Lo disímil no propicia soluciones, compararlo con un antes incluso acarrea nostalgias.
¿Deberá la mujer realizar el cortejo?
¿Por qué alentaría ser “como un hombre”? 
¡Qué trabajen ellos -diría mi abuela-, yo elijo!

Equilibremos: mis derechos y deberes como persona, pero sin mitigar mi bella condición de mujer: no tengo tatuado que debo lavar los platos pero sí exijo que me abran la puerta.




Tiempo de acomodos, millones de acomodos convergiendo juntos. Tironeados y asediados.

 

¿El amor convertido en un narcótico de venta masiva?
¿El amor convertido en una simulación?
¿Los mejores cortejos serán artífices de mentira?

Amor virtual


sábado, 9 de septiembre de 2017

Adaptaciones de las relaciones: Era virtual


Adaptaciones de las relaciones


Era virtual



Acordar denominarla Era virtual puede ser sugerente; y en el atractivo: ¿qué acomoda?:
Un embrión gestado líquido; sin embargo, nada fecunda un cambio más exagerado que el actual Internet. ¿Consecuencias?
Y acá la caverna de Platón parece acudirnos, ¿estaremos ligados a vivir entre sombras? ¿Qué proyecta la realidad? ¿Alguien puede verla, cuando la velocidad de todo, nos inmoviliza?
¿Ocurrirá como cuando la imprenta revolucionó todo? Esperemos.
Internet, tal como en su momento fue la televisión, resulta acusada de casi todos los males de la época; situarla como villano es cómodo pero lo visible debe ser, ¿por qué? ¿Qué nos mueve a entablar estos andariegos lazos virtuales? ¿Se convertirá en el héroe que nos permita no aislarnos?


El viento junta sólo las hojas muertas.

soledad siglo XXI

domingo, 6 de agosto de 2017

Enraizados en el énfasis

Arquitecturas de mando 

Uno comprueba con un malestar horrorizado, que la jerga popular que asegura que quienes se aferran a la vida: lo logran, es una anarquía de falacias. La primera vez que uno choca con esta mentira: duele, por lo general no suele ser un casi extraño sino un ser querido y amado; y en ese verlo luchar con tanto ahínco contra la muerte, uno se suma a lo creído y lo posibilita esperanzado en que concurra vencedor.

Aprender el error no gratifica, sólo sumerge en la andanada de quimeras que los humanos orquestamos para sostenernos a la vida.
Pero sin irnos a la última tragedia, aunemos a lo diario:
Aducen lo aleatorio como un aval seguro en los avances: la suerte y sus caprichos encumbra al mejor de los inútiles; y uno advierte con ciertos rencores como la susodicha maquinadora ubica a “axiomáticos especímenes humanos en que la idiotez y la paupérrima luminaria casi en competencia con el más oscuro de los apagones” nos deja pasmados e inmunes al razonamiento: ¿Cómo lo logro? —disculpen pero el anterior atropello palabrero responde al atraganto que uno consume todos los días—.
¿Cómo alcanzó tremendo idiota avasallar los genuinos méritos ajenos y ubicarse en esa posición envidiable? Ante semejante naufragio de la lógica, hasta la teoría del caos o el más prestigiado de los horóscopos auxilia.
Hay un entramado que no percibimos, tal vez un progenitor conocedor de los límites de su vástago, ¿propició la subida? Posible, hemos descubierto incluso presidentes en esas analogías. Aunque sin embargo, no es la falta de candiles lo que más nos encona por la injusticia, no, lo que nos empapa de cólera, es sin dudas: la pereza y la queja, esos  seres que ocupan arbitrariamente puestos que no son de ningún modo para ellos, son quejosos y haraganes, artífices perpetuos de la inconformidad, no sólo nos engordan la bilis con la impunidad de su cargo sino que además, nos ensucian con la mitigada y relamida ponderación de sus dotes no aprovechados. Es un asco pero no tiene refutación: ellos lo lograron, ¿cómo no van a promulgar que lo merecen, e incluso que son subestimados?
Y para el resto, ¿cómo sostener la capacidad de tolerancia cuando todo parece regirse al vaivén de lo casual?
Y no me refiero a la verde, la encrestada envidia, si no a la real y consecuente reflexión. Un escritor como Kafka, un poeta como Rimbaud, un pintor como Van Gohg, en una trama de vida que los sucumbía a sentirse mediocres, y recién llegar a la muerte para que sus obras modificaran al mundo. ¿Qué otorga? Un saber que lo genial, aún entre demoras, ¿finaliza venciendo? Efímero consuelo, especialmente para ellos que jamás lo vieron.
Y aún más necrológico, ¿y si esa idea de iniquidad cubre con astucia, nuestra propia insignificancia? Terrible y desolador, pero sin dudas, motivador aval para tentarse con oráculos y artilugios que posibiliten una mínima regalía de éxito.

Y lo grotesco y casi bizarro es la consumación de la parábola, porque esas perfidias que han padecido los grandes sostienen a cantidad de futuros talentos que se creen posibles.



Lo positivo es que mientras tanto, muchas cosas buenas continúan ocurriendo y es a manos de esos seres ignotos que desde el anonimato flagelado por las circunstancias: ¡no desisten!, y trabajan los cambios porque el éxito necesita del esfuerzo y del trabajo. No es la suerte entre antojos y azar. 




Ser positivoéxito trabajo esfuerzo suerte azar

jueves, 27 de julio de 2017

Ética de la inmoralidad

Arquitecturas de mando

2-


Ética de la inmoralidad


La persona ha sufrido el envilecimiento de todas las atrocidades posibles. Sin embargo: ¿Por qué, siendo que estamos en tiempos en que la humanidad ha alcanzado sus más altos valores, estos se atrofian al uso?
Cada plausible oportunidad de cambio aborta inmisericorde.
¿La selva nos sigue controlando?
¿Qué virulencia civilizada impulsa los destrozos masivos?

inseguridad
Frase rescatada por Diana Mattos
Cuando un acto cotidiano: “como salir a comprar el pan” conlleva un alto índice de riesgo aleatorio, se instala un período de oscuridad. Así se produzca por una crisis de seguridad o por una guerra internacional, la vida se opaca y pasa a ser la sobrevivencia el acto luminoso y fugaz. Y en ese vivir a todo costo, la medida de los cambios ignora y embrutece el justificativo ético.     
Los extremos se unen en perfidia y la masificación de la crueldad es lo recurrente.
Cualquier horror ya ha sido perpetrado sin embargo parece que el sentirlo crea la necesidad de absolverlo, sabernos más buenos porque los hay peores no aspira ni a mediocre consuelo pero funciona.

¿Existe un plan maquiavélico de dominación? ¿Así ocurre? Lo que sí es cierto, es que la maldad ocupa el plano de lo literario, la ficción genera malos impecables; en la realidad, los malos nunca asumen su obra, la degeneran con argumentos y viandas de oratorias. Cada ser perverso y malévolo ha sometido su acción a una moral conveniente y justificada que les permite continuar para sí mismos; comúnmente, sostenida por una manada de beneficiados obsecuentes. Hasta se les podría observar cierta candidez al ignorar cualquier tipo de denuncia.

Esas míticas epopeyas que han asolado a la humanidad: forjan la historia pero siempre ha prevalecido el liderazgo de lo general, de lo trascendente para el mayor número de perjudicados o favorecidos. Sin embargo, ¿qué ocurre con la humanidad común? La que vive todos los días y sale a comprar el pan —disculpen nuevamente la misma comparación pero no es por carencia de otras sino por lo gráfica qué resulta—. ¿Una estrategia a veinte años? ¿Qué otorga, si coincide con nuestros primeros veinte años? ¿Nos ultrajan lo mejor? Porque coincidamos, en escasísimas y míseras ocasiones esos grandes latifundios de conquistas y proyectos faraónicos favorecen la actividad de los comunes.
Y cinco años sin poder comer siquiera un huevo es mucho para protagonizar porque alguien sostuvo la patraña de querer mejorar el mundo a sus desolados e inmundos intereses.

Comprendamos: somos volátiles seres suspendidos de sueños y realidades yuxtapuestas. Y lo insidioso es que cuando finalmente se equilibran, la costumbre las relega a la queja y necesitamos el cambio. Incluso la felicidad puede aburrirse de ser rutina y provocar el peligro porque no todas las revoluciones se iniciaron en la brecha de las necesidades y las carencias; ni todos sus ejecutantes eran seres castigados por las injusticias.  

sueños
       

¿Tan poderoso es el carisma? ¿Tan mítica su influencia? ¿Tan creíble su postura de bonanza? Difícil modificar lo que no se advierte porque el bichito común, el humano usual y de todos los días está abocado a trabajar, porque trabajar y vivir en familia lleva tiempo, y en esa desocupación de la tarea social, avanzan los indeseables. Se relegan las obligaciones por una cuestión simple: es imposible ocuparse de todo, y al delegar  —aun resulte con el democrático voto—, se confía y cuando se comprende el error,  la demora ha ganado victoriosa y la trampa ya se ejecutó; y únicamente queda salir o gastarse entre nostalgias.

Inseguridad   Impunidad

miércoles, 12 de julio de 2017

Únicos como todos, comunes como todos, raros como todos, felices, ¿cómo todos?


Únicos como todos, comunes como todos, raros como todos, felices, ¿cómo todos?


Lo normal es apenas una estadística de lo que se supone abunda. La falacia de creer en grupos “normales” etiquetaba y restringía, nunca conocí un grupo de alumnos homogéneo –aunque lo hubieran organizado con el famoso test del ABC- , jamás integré un grupo homogéneo, en perspectiva: sólo éramos más dóciles y ese siglo terminó hace tiempo.

Ser raro no es un tema que pueda ubicarse exclusivamente como actual no obstante ahora esté adquiriendo cierto matiz más interesante, además de algunos que por todos los medios quieren el famoso minuto mediático para lograrlo, sin embargo no avanzaré en una reflexión de modas que me aleje del tema que quiero tratar: Diversidad e Inclusión –con un adrede en mayúsculas-.

La educación inclusiva no debe reducirse a buenas voluntades que no discriminen. Los que hemos trabajado en proyectos inclusivos, hemos observado y nos maravillamos con las ventajas y resultados. Un grado que incluye a un chico con una de las etiquetas que ahora son tan publicitadas –y comerciales-, es siempre un grado que potencia sus mejores cualidades, lo he visto infinidad de veces y es un hecho que alienta, ahora bien, ¿cómo se logra? Primero con lo esencial, los chicos no tienen límites y desde esa premisa, el inicio abre todos los posibles, y la felicidad de un alumno en lo educativo tampoco puede restringirse, la de ninguno. Los grados adquieren valores de comprensión, solidaridad, respeto y modales que no se dan en otros como también sabemos: la educación inclusiva es cara; demanda profesionales e infraestructura, no es una cuestión simplista de un discurso que suene progresista y de avanzada. Abarcar la calidad y experiencia educativa de la escuela especial[1], con su infraestructura edilicia, sus maestros preparados y los equipos de profesionales –psicólogos, psicopedagogos, fonoaudiólogos, y no sigo nombrando para no excluir por desconocimiento-, con sus grupos reducidos de seis u ocho alumnos, en la escuela primaria común, en el grado promedio de treinta alumnos, con las ya existentes precariedades de décadas, demanda inversión, responsabilidad y compromiso de las políticas educativas. Una criatura, treinta criaturas no tienen que esperar porque queda bonito y vanguardista el discurso.

Un alumno con capacidades cognitivas para un segundo grado ubicado en sexto es un hecho real y muy MUY positivo, cuando se sustenta con una familia que acompañe, con un proyecto de integración/inclusión y un maestro integrador diario, no uno que “monitoree” once escuelas.

Un alumno que arroja bancos y sillas sin motivo que resulte aparente, ¿por qué en las escuelas privadas no ingresaría sin acompañante terapéutico, supervisión médica, horario reducido o lo que orienten los equipos de profesionales a los que son derivados, y en la estatal, por decreto: va sin asistencia, sin ayuda, sin ningún tipo de asesoramiento y sólo cuando espanta o lastima a sus compañeros, a sus docentes, a los padres, a la escuela…?

¡Por favor! ¡Son niños! ¡Todos!

Vayamos a los nombres con los que se define nuestra estructura educativa actual: en la escuela denominada común, las maestras y su formación es común; en las escuelas especiales, la formación de las maestras es especial. Si lo pensamos en números, en una escuela especial, con una estructura institucional y curricula especial, una maestra especial trabaja con 6 u 8 alumnos; en la escuela común, la variable va de un mínimo de 20 a 45… y, ¡todos la necesitan!

¿Entonces? Como todo lo importante, requiere esfuerzo, se logra con profesionales y escuelas que trabajen en simultáneo, con padres que no dilatan estudios por dos años aun viendo a su hijo poner las manos en la estufa o meterse tornillos de 10 cm en la boca; se hace trabajando en serio, sin muletillas ni eufemismos que maquillen, en hechos y no sólo por decreto. Y sí: se puede, se logra y los resultados son maravillosos –los chicos siempre sorprenden, todos-, pero no puede dejarse sólo en la voluntad del maestro, la familia o la escuela de turno.

Porque lo real es que las familias que no desobligan su responsabilidad, ya en nivel inicial, han realizado las actuaciones para sus hijos. Y no banalicemos en la situación económica de las familias, cantidad de ejemplos nutren que la responsabilidad y el amor no son exclusivos de sectores sociales.  Tampoco son situaciones de un año, un maestro o una escuela; la familia es la primera en conocer y actuar pero cuando la negación o la comodidad prevalecen, es la escuela la que deberá suplirlo, ¿y, cómo? Suele demandar dos o tres años desgastantes, con avances y retrocesos, agresiones e ingratitudes, en una escuela que ya también era necesaria para todos los chicos que aprenden.

También me pregunto, esa exigencia que recibe la escuela común, con sus recursos tan comunes, con sus edificios tan comunes, con sus salarios tan comunes, ¿se aplica a la sociedad? ¿Un empresario va a incluirlo entre sus empleados? ¿Seremos pacientes en un trámite si depende de alguien “diferente”?

Retomo “el se puede”: si la escuela sólo fuera de canto, y asistieran tenores y sopranos, y yo: con mi vocecita apenas audible. ¿Cómo incluirme? De existir micrófonos, alguien que estimulara mi oído o mi capacidad de enseñar, organizar… Nunca podría ser soprano pero encontraría un qué aprender que me estimulara, ¿tal vez, dirigir el coro? Es lo que amo de la enseñanza, la infinita y apasionante diversidad.

Voy, ¿logrando explicarme?

La educación inclusiva es onerosa, se necesita crear la calidad de la educación de las escuelas especiales, y eso implica una alta inversión. Ya resulte en lo conductual: acompañante terapéutico o en lo cognitivo: maestra integradora, o en ambas –y acá el profesional es más difícil de conseguir- además del instituto que coordine y avale lo que debe realizarse. Las mutuales no cubren el costo por lo cual se debe tramitar el certificado de discapacidad –espantosa designación, ya al pronunciarlo crea aprensión, y si mencionamos: un Borges, ciego; un Beethoven, sordo, un atleta con una sola pierna que salta más de dos metros, ¿ellos son discapacitados?-….[2] Eso, siempre y cuando los padres se ocupen porque cantidad de veces por comodidad o por la natural negación, transcurren años hasta que se pueda realizar lo que se requiere. Las escuelas especiales cuentan con once o doce maestras designadas a monitorear más de cien escuelas, con salarios de docentes, muy lejos de los aranceles de los profesionales privados. Ni mencionar a la Dirección que será la que avale las Actas y compromisos.

En definitiva, lo dicho: ¿los empresarios les brindarán trabajo en las empresas?, ¿los empleados los aceptarán de compañeros cuando el horario se demore porque la tarea no se realizó en el tiempo o deban realizarla ellos?, ¿las otras familias no irán a increpar a los directivos y maestros porque su hijo terminó en el médico cuando recibió una pedrada en el ojo por uno de los episodios de un compañero “diferente” porque todavía no se ha podido realizar nada de lo necesario… o ¿la inclusión sólo se exige a las escuelas porque un decreto lo señala?

Y en este devaneo, en este laberinto de reflexiones, la reiteración y cierto enredo: no es casual. A veces, repetir y repetir, y repetir diciendo lo mismo, gritando con otros gritos, sumando explicaciones: logra ser escuchado.

NO SE AHORRA EN EDUCACIÓN.

El oportunismo, la avaricia, la especulación y la corrupción someten a un futuro de… ¿es difícil imaginar? ¿Alguien quiere vivir así?

Y en orden de ser escrupuloso: el nacer también arrastró aun para los del siglo pasado, más posibilidades pero, y, ¿el vivir? Si nacemos casi la mayoría, derrotamos lo imposible, ¿cómo sigue el asunto? Y, ¿si quiero pensarlo extraordinario? Y, ¿si quiero apostar a que la alucinante diversidad nos asombrará con un futuro mejor? No es tan difícil, cualquiera sabe que la variedad es lo que crea los cambios y mejoras.

La pucha, ¿cuánto falta?

Mundo mejor





[1] En Argentina, se denomina así a la modalidad: Escuela especial.
[2] ¿Cómo resultará en otros países? 

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