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viernes, 23 de junio de 2017

Conformismo etiquetado Belleza


Conformismo etiquetado
Belleza


Nuestros cuerpos y nuestro planeta es un arraigado H2 O sin embargo el aullar de las sirenas mediáticas nos convence.
Los bosques se desagotan en un devenir que se nos antoja lejano y ajeno, se parodia a los defensores de los recursos subestimando su jerga a profecías. Nos hemos acostumbrado a los oráculos verdes y sus previsiones para la escases de vida, los aliamos a un futuro remoto que alguien deberá salvar, mientras tanto, patrocinamos ahorros minúsculos y protestamos desaforados por el aumento de cualquier recorte a nuestro confort.
Lo urbano enajena y la comodidad engorda; el animal humano se desequilibró del árbol y lo transformó en vivienda, en fuego y en lectura. Ahora se parasita y el planeta lo rechaza, lo desconoce y lo sacude. Los residuos acumulados desentierran su grito, y las calamidades se entonan en coros de climas, derrumbes y catástrofes de cualquier plaga que le sirva.
La humanidad no ha creado una ciencia ficción tan adelantada, y Pena el mundo, y la deuda se acerca.
Sin embargo, las gárgolas operan desparejas, una mirada al ocaso puede ser suculenta maniobra para otorgar pureza a un trozo de muerte aunque ya desde hace años el cilindro blanco previene en su estuche las enfermedades, el devenir de la impronta se ha trasladado a otros vicios.

El espejo consumeEl producto belleza ha desplazado a cualquier otro insumo que apetezca; el espejo consume con voracidad fenicia.      

Diferentes modas han revelado matices humanos inverosímiles: argollas para estirar agujeros que no existían, colirio para miradas lánguidas y casi ciegas,  corsés para afinar la cintura y esterilizar en un paso, pelucas para sostener peinados irrisorios y encarcelar la comezón de tribus de pedículos capitis, plástico para crear pechos del tamaño de ubres anti gravedad, pieles blancas achicharrándose al sol para adquirir una melanina que se logra en milenios, pieles negras destiñéndose con provisiones de farmacias … y el listado dejaría de sorprendernos si éste se hubiera cerrado pero no, cada generación mercado crea su cliente para desatarnos a lo establecido por las adaptaciones de nuestra naturaleza.


No se prima a la belleza como un acto de salud. Encadenamos nuestra autonomía a cualquier prestigiado artículo que nos ofrezca felicidad, y la felicidad actual se codicia dietética.  


Dietética

viernes, 9 de junio de 2017

¿Maestra o la "imprescindible doméstica educativa"?

¿Maestra o la “imprescindible doméstica educativa”?[1]


Mi primer acercamiento al des-funcionamiento del sistema educativo lo percibí estando recién recibida de profesora de enseñanza primaria –título ampuloso que se traduce como: “maestra”, después vendrían otras linduras que involucraron la temible EGB: “Educación General Básica” y que debe alcanzar singularidades más pintorescas según el lugar del orbe que se sugiera—. Como señalaba: maestra novísima, había iniciado seis cursos para contemplar la aspirada capacitación desde un plano directo, y ¿qué encontré? Entre los cinco olvidables –tendría que recurrir a los diplomas porque las dos neuronas que se desempeñan en la memoria están atascadas desde el siglo pasado lidiando con información inútil-, destaco el que me encandiló: “taller de escritura”.
Devoré las clases, me maravillé, hasta que llevada por mi prolífica curiosidad espié el título del libro, que siempre estaba en manos de la licenciada: “Taller de escritura”; suponen bien, de inmediato lo compré, lo leí, y ¡devastada!, descubrí que el curso que me embelesaba era el plagio activo del libro de otro.
Difícil reencontrar la inocencia del perfeccionamiento perdido. Años de cursos, cursitos y cursadas: emblemáticas horas apenas salvadas por algún magistral y aplicable recurso o estrategia, o herramienta, o receta, o disparador,  o “como la moda del momento le defina”, me resultaba útil para aplicar. Porque mi habilidad es enseñar, soy maestra y no soy maestra porque me titularicé como tal, lo soy porque mis alumnos aprenden, ¿parece sencillo y evidente? No se confundan, no lo es, enseñar es un arte, un arte exclusivo, y a los hechos me remito: ¿Por qué los alumnos no aprenden? Y, ¿no será…? Porque no se les enseña.
Mediar entre los aprendizajes y el aprendiz.
En cualquier tribu decente, por más mínima que ésta resultase, la educación se dejaba para el más idóneo: “el más vivo de la tribu”, y sin dudas, la situación evolucionó hasta llegar a las Universidades, entonces, ¿por qué se nos niega el Templo del Saber?[2] Y ustedes me dirán que no, y es cierto, yo puedo estudiar en la Universidad, sin embargo y he aquí el escollo: no mi carrera; para seguir mi carrera, deberé estudiar otra. No interesa si soy una exitosa y brillante maestra, deberé iniciar una carrera afín: Cientista de la Educación o Pedagogía, ambas muy interesantes pero que no me identifican y el hecho es contundente, en ninguna de las dos carreras se les exige ser maestra, por lo tanto no constituyen su enriquecida continuación.
Un biólogo no supervisaría a un médico porque resulta más inclusivo –genial comentario oído entre los asistentes de un Congreso, lamentablemente, no registré su autora-, entonces, ¿qué argumento valedero hará que resulte creíble que un Cientista de la Educación que se asoma recién en quinto año a la Escuela primaria pueda, luego, “iluminarme”? Y ahí, precisamente ahí, se inicia el divorcio educativo: la maestra convive con maestras, compartiendo feliz su recetario hasta que descubre que la “paella a la valenciana, a la vasca y hasta para celíacos” que hace veinte años viene preparando, ahora le resulta insípida porque se encandiló con la parafernalia idiomática de los tres tomos de la hermenéutica diatópica del “arráuz blank” (arroz blanco). Y lo más triste, abandonó su sabrosa paella por el publicitado y prestigioso arroz blanco, porque… ¿cómo seguir preparando con seguridad paella cuando se ignoran los pormenores significativos, la historicidad geográfica,  o la diatriba ética del origen etimológico: “del árabe hispano arráwz, del árabe clásico aruz o del griego ρυζα”, arroz blanco? Mordacidades metafóricas a un costado –no muy lejos, he de admitir—, tanto como nos apasiona enseñar: nos enamora aprender y de allí el origen de mi texto.

Resulta harto inmediato crear la carrera “Maestra o Maestro” y que la misma arbitre su propia órbita de especificidad. No podemos avanzar entre tardías devoluciones, el laboratorio escolar no puede estar fuera de la escuela y sus científicos e investigadores no ser en inicio: maestros. Considerar a los ascensos directivos como eslabón de la carrera no es alentador, primero porque los hechos nos arrojan la aleatoriedad con los que estos pueden ocurrir —innumerables veces, sólo se requiere antigüedad: haber vivido y envejecer— y segundo, porque la simpleza de los números evidencian que existe una directora o director por escuela, es decir: una sola persona que desarrollaría su carrera, al menos económicamente.
Fíjense qué irónico, la palabra maestría significa: arte y destreza de ejecutar algo, título de maestro, por lo tanto: ¿una maestra sin maestría?

Pero continuemos; abramos el título del escrito: “Imprescindible doméstica educativa”, ¿qué acusa tamaña mordacidad? La categorización del sueldo, la estigmatización social y el desprestigio profesional no son gratuitos; la maestra ha sido embutida en infinidad de tareas que han relegado su función de enseñar; sus haberes salariales entran en competencia con una empleada de limpieza por horas y su preparación académica ha sido abandonada al extremo de no habilitarla en el manejo de la ortografía o la caligrafía cursiva, y sin embargo se necesitan masivamente, redundantemente: cada vez más.


¿Con esta mezquindad de recursos se construirán los recuerdos?

El vocablo “recordar” acusa una etimología exquisita: del latín “recordare” se compone por el prefijo “re” – “de nuevo” y “cordare” que proviene de “cordis” – “corazón”, que es donde se pensaba que residían las facultades de la memoria. Y aunque esa bella figura resulte errónea, lo ponderables es que esta obrera artesana de la educación no puede ser simplificada, en sus manos está la transmisión de la cultura de nuestra sociedad, entonces: ¿qué pasado estamos generando?, ¿qué recuerdos del corazón se acuñarán en una insípida y escasa fábrica de la memoria? 

Crear recuerdos





[1] Licencio un momento la mordacidad recalcitrante, y afino un poco la seriedad: Pasen y vean: Sobran los motivos.
[2] Categorización aplicada en referencia a Argentina, sin embargo, acusando diferentes matices y singularidades, es susceptible de uso en casi todo el mundo: los maestros de la educación primaria no se forman en la Universidad.

viernes, 2 de junio de 2017

Adaptaciones e indicios en la Escuela: Fauna docente

Adaptaciones e indicios en la escuela


1-

Fauna docente[1] 


Espécimen  I  Juana  Papelito


En la fauna docente, hace varios años que reina la cautivadora Juana Papelito”. Sumergida en cientos de vistosos Proyectos, es la majestad absoluta e indiscutida del Verso Pedagógico. Jamás la encontrarán trabajando en un Hacer real y productivo, lo de ella es de una creatividad superior, única e impertérrita; sus alumnos de ningún modo repiten de grado, son los mejores, los más ingeniosos, los más de los más; han sido por ella alentados a su máxima expresión, eso sí no cometa la chabacanería de pretender que sepan algo totalmente inservible como la ubicación de un río, las tablas de multiplicar o simplemente leer; son los alumnos de la falacia consentida de las muy buenas calificaciones, en aras de aprendizajes que se darán mágicamente porque como es bien sabido, los alumnos aprenden con o sin el maestro, ¿entonces?, ¿para qué hostigarlos con evaluaciones obsoletas y precisas que puedan demostrar que los susodichos genios no saben casi absolutamente nada? Eso deberá averiguarlo la sufrida maestra que las preceda y que deberá lidiar con progenitores exacerbados que han sido convencidos de la ocurrente y aguda inteligencia superlativa de sus vástagos; maestra que si osa cometer la imprudencia de sospechar y aún más insolente, mencionar, que Juana Papelito es un frívolo fraude se verá en más que un aprieto porque Juana Papelito domina el arte excelso del ya mencionado “Verso pedagógico” que hará que la desfachatada maestra pise el polvo del conductismo y de todo el yuyaje retrógrado y arcaico que ha “bloqueado” la autoestima de sus maravillosos alumnos y no les permite aprender.
 ¡Qué poder el de estas Juanas, inclusive convencieron e hicieron garra de la corrección, maestras de décadas no osaban ni marcar una tilde con rojo, guay del que increpase un error y detuviese la creatividad! ¡A aprender del error y que éste lo descubra Montoto porque Juana Papelito jamás osará desalentar la idílica producción de sus alumnos con turbios trabajos de laboriosa dedicación y esmero, no es una represora, vale retro[2]!
¡Y qué comunicación con la familia, con qué arte les manejará la culpa de la falta de “cantidad” de tiempo a sus hijos y conseguirá que dediquen “calidad” de horas a maquetas, experiencias, láminas y cuánta original ocurrencia surja del Proyecto que hará lucir a Juana Papelito a dimensiones celestiales, eso sí y por supuesto, en el más absoluto secreto del origen de los trabajos, ya que tácitamente, los padres, abuelos, tíos y quien adulto se ofrezca, jamás admitirán ser los artífices del tamaño logro que dejará tan bien parado al apático retoño!


Espécimen II   Juana Beso


Pero hete aquí la cuestión: sin definir si es una evolución o una nueva especie, ha surgido recientemente “Juana Beso”, ésta ocurrente mutante ni siquiera necesita leer ni asistir a los millones de cursos que frecuentaba con altanería y dominio Juana Papelito, a ella le basta el amor, es la deliciosa manipuladora del “Verso afectivo”, ella es la que con amor todo lo puede; lógicamente, exceptuando el panfletario amor al trabajo, al estudio, a la preparación de ejercitaciones, a las horas de corrección y tantas otras pérdidas de tiempo que realizan las maestras comunes y ordinarias que logran con salvaje esfuerzo enseñar para que sus alumnos aprendan; porque, ¿qué se obtiene pretendiendo torturar a los alumnos con mapas, problemas, lecturas y odiosas y nefastas actividades extraescolares, vulgarmente denominadas tareas?; ¿no es sabido acaso, lo que sufren los alumnos en este mundo de tanta crueldad adulta, no ven los conflictos de odio en las noticias?
Si tiene oportunidad de encontrar alguna, observe la maestría de su utilización reciclada de los Derechos del Niño, ¡vamos!, ¡atrévase a enfrentarla! Tendrá hasta temor de que por su falta de amor los alumnos quieran apedrearla porque usted cometió la insolencia de pedirles que ingresen a clase, ¿no vio cómo disfrutaban el recreo, cuánto necesitaban esas criaturas su independencia, es tan ignorante que desprestigia los aprendizajes que se obtienen a través del juego? Horrible de los horribles, ¿es usted una envidiosa resentida discriminadora que no sabe lo que es el amor de los niños, quiere coartarles la libertad, acaso usted no tiene un niño soberano en su interior? No se reprima, suéltese, sea rebelde, transgresora y sobre todo, abogue por reglas más permisivas que le permitan crecer en un interior de auto conocimiento, porque ya sabe, que quien no se quiere a sí mismo no puede querer a otros y que mejor que quererse a sí mismo y mucho, mucho, y utilizar todo el tiempo que pueda y el que no pueda, en usted.

Espécimen III Juana virtualidad


Actualmente está en construcción Juana Virtualidad” pero esta metamorfosis todavía no ha definido bien sus alcances y logros, se encuentra en plena génesis sin embargo, ¡estén muy atentos!, porque la tecnología que trae esta nueva Juana es devastadora. Ella es la nativa del Verso Informático, ni siquiera deberá moverse de la silla, con sólo buscar, copiar y pegar, logrará los más inauditos brillos, aunque jamás alcance a sobrepasar las operaciones básicas de una calculadora científica, su informada sabiduría es incuestionable. Ni destacar la fértil tierra de fábulas que le otorga a las computadoras poderes y habilidades casi insondables; misteriosos e intrincados dominios extraordinarios que no serán alcanzados por un maestro anticuado que se enreda con el tono del teléfono celular y pretende que sus alumnos conozcan de memoria, sí leyó bien, ¡de memoria!, el abecedario.

Espécimen original: Juana carpeta prestada


Y así es, como de la simplona Juana Carpeta Prestada —no es necesario ni describirla—, se ha llegado al virtuosismo de la pereza y haraganería de las otras Juanas, porque no perdamos el candil; lo que motiva a estas Juanas y en eso no hay modificaciones, es la simpleza de trabajar lo menos y parecer lo más.

Maestras haraganas¡Avancen las ociosas Juanas con sus versos libertinos! ¡El disoluto mundo de la ignorancia es inmensurablemente vasto y gracias a la globalización del estado mercado y al desinterés de los padres, totalmente a su cómodo alcance!






[1] Artículo de opinión aparecido en la Revista Iberoamericana de Educación / Revista Ibero-americana de Educação  ISSN: 1681-5653  n.º 53/7 – 10/10/10
Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI)
Organização dos Estados Iberoa-americanos para a Educação, a Ciência e a Cultura (OEI)
[2] Juego de palabras que combina el “vade retro” de la expresión latina “vade retro satanás” con nuestro “vale cuatro” del pícaro juego de cartas del truco. 

Estupidez muy peligrosa

  Estupidez muy peligrosa   Todos sabemos que Mary Shelley creó un personaje con una ciencia que no existía ni existe, se le disculpa po...