Conformismo etiquetado
Belleza
Por Rita Gardellini
Nuestros cuerpos y nuestro
planeta es un arraigado H2 O sin embargo el aullar de las sirenas mediáticas
nos convence.
Los bosques se desagotan en un
devenir que se nos antoja lejano y ajeno, se parodia a los defensores de los
recursos subestimando su jerga a profecías. Nos hemos acostumbrado a los
oráculos verdes y sus previsiones para la escases de vida, los aliamos a un
futuro remoto que alguien deberá salvar, mientras tanto, patrocinamos ahorros
minúsculos y protestamos desaforados por el aumento de cualquier recorte a
nuestro confort.
Lo urbano enajena y la comodidad
engorda; el animal humano se desequilibró del árbol y lo transformó en
vivienda, en fuego y en lectura. Ahora se parasita y el planeta lo rechaza, lo
desconoce y lo sacude. Los residuos acumulados desentierran su grito, y las
calamidades se entonan en coros de climas, derrumbes y catástrofes de cualquier
plaga que le sirva.
La humanidad no ha creado una
ciencia ficción tan adelantada, y Pena el mundo, y la deuda se acerca.
Sin embargo, las gárgolas operan
desparejas, una mirada al ocaso puede ser suculenta maniobra para otorgar
pureza a un trozo de muerte aunque ya desde hace años el cilindro blanco
previene en su estuche las enfermedades, el devenir de la impronta se ha
trasladado a otros vicios.
El producto belleza ha desplazado
a cualquier otro insumo que apetezca; el espejo consume con voracidad fenicia.
Diferentes modas han revelado
matices humanos inverosímiles: argollas para estirar agujeros que no existían,
colirio para miradas lánguidas y casi ciegas,
corsés para afinar la cintura y esterilizar en un paso, pelucas para
sostener peinados irrisorios y encarcelar la comezón de tribus de pedículos
capitis, plástico para crear pechos del tamaño de ubres anti gravedad, pieles
blancas achicharrándose al sol para adquirir una melanina que se logra en
milenios, pieles negras destiñéndose con provisiones de farmacias … y el
listado dejaría de sorprendernos si éste se hubiera cerrado pero no, cada
generación mercado crea su cliente para desatarnos a lo establecido por las
adaptaciones de nuestra naturaleza.
No se prima a la belleza como un
acto de salud. Encadenamos nuestra autonomía a cualquier prestigiado artículo
que nos ofrezca felicidad, y la felicidad actual se codicia dietética.
Así es. Fijate como muchas veces la etimología ayuda para entender los significados originales de las palabras y aprender de ellos. Bello viene de la palabra latina bellus (perdón, no me deja cambiar a cursiva) que a su vez viene del término más antiguo benus por bonus, es decir bueno. Lo bello y lo bueno no deberían separarse.
ResponderEliminarMuy bueno Rita, besotes.
Mariana
No lo sabía, Mariana, muchas gracias. También adoro la etimología de las palabras, es fascinante.
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